martes, 23 de agosto de 2011

TRIBUNA LIBRE: MOURINHO Y "LA TERCERA OLA"

A finales de los años 60, en un instituto de Palo Alto, California (EEUU) un profesor de historia, Ron Jones, realizó un experimento, titulado La tercera ola, con sus alumnos. Al no poder explicar teóricamente porque el pueblo alemán apoyo al partido nazi, optó por hacerlo mediante un ejercicio práctico que acabó con los alumnos, no sólo de su clase de historia sino que de toda la escuela, al servicio de este profesor que se erigió como líder del grupo e impuso una serie de normas y obligaciones (p.ej: todos el mismo uniforme, un mismo saludo, rechazar al que no sea del grupo) que los miembros de dicho grupo debían cumplir. Es decir, algo muy parecido a lo que ocurre en las dictaduras modernas en las que una persona toma el poder de un grupo amplio de personas y consigue someter a esas personas a sus ideas y antojos.

Algo muy parecido ha ocurrido, desde mi punto de vista, en el Real Madrid desde la llegada de José Mourinho. “The Special One”, cómo le gusta llamarle a algunos, ha ido ganando poder dentro de la institución hasta convertirse en el máximo responsable deportivo del club y líder de un grupo que se somete e implica hasta la extenuación a favor de su líder. Mourinho es un entrenador que basa sus numerosos éxitos en la disciplina y en la unión de grupo. Curiosamente, el lema de Ron Jones para este experimento decía: Fuerza mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo". Un lema que se adecúa muy bien a lo que Mou quiere implantar en sus equipos.

Los equipos de Mourinho se han caracterizado siempre por ser equipos muy disciplinados y equipos en los que no sobresale nadie por encima del grupo. Bueno sí, únicamente sobresale él, nadie más por muy bueno que sea. Eso ha hecho Mourinho tanto en Oporto, cómo en Chelsea e Inter. Y en el Madrid no iba a ser menos. Desde su llegada al conjunto blanco, Mourinho ha luchado contra el Barça y contra todo aquel que le podría quitar autoridad. Se quitó rápido de encima a Raúl (tenía razones deportivas pero creo, y cada vez más, que también primaron razones extradeportivas), fichó a Carvalho cómo fiel escudero dentro del vestuario y mantuvo una larga batalla con Jorge Valdano en la que finalmente salió ganador al conseguir la marcha del argentino y su ascenso a máximo responsable deportivo.

A decir verdad, el Real Madrid del año pasado hizo una enorme temporada. Subcampeón de liga, campeón de Copa y semifinalista de Champions. Se puede decir que el único problema del Madrid fue tener en frente al mejor Barça de la historia, uno de los mejores equipos de la historia del fútbol. Quizás eso fue lo único que le falló al Madrid, el Barça de Guardiola. Pero Mourinho no lo quiere ver así.

José Mourinho mantuvo durante la recta final de la temporada pasada un discurso victimista que alcanzó su máxima expresión en aquella vergonzosa rueda de prensa del “¿Pur qué?”. Mou ha intentado convencer a su plantilla de que desde los estamentos que rigen el fútbol (UEFA, RFEF, Colegio Arbitral) se busca perjudicar al Madrid. Y lo peor es que lo ha logrado. Y sí alguno creía que no todos los miembros de la plantilla habían caído en las redes de Mourinho; el pasado miércoles, tras la final de la vuelta de la Supercopa, se acabaron todas las dudas cuando vimos como Iker Casillas, un chico humilde que siempre habla bien, que siempre ha sabido ganar y perder; decía que la criminal entrada de Marcelo había sido exagerada por un jugador rival, a su vez compañero de la Selección. La “mourinhización” del Madrid había sido completada.

Y eso es justo lo que ha pasado. Mourinho ha buscado desde su llegada ser el líder del Real Madrid, con la complacencia de su presidente y con una plantilla sometida a su doctrina. Lo peor es que no le ha importado, ni mucho menos, poner en juego la brillante de historia de este centenario equipo, de los clubes más laureados de la historia del fútbol, mejor equipo del siglo XX. Mou ha faltado al respeto a la historia de este club, a los aficionados del Real Madrid y a muchos aficionados del resto de equipos. El técnico portugués ha conseguido crear una secta, en la que todos los miembros (futbolistas, directiva, aficionados y prensa) deben ponerse en su favor y a la que ha traslado a un mundo paralelo a la realidad; un mundo creado en la cabeza de Mou; un mundo que sólo Mou y sus súbditos creen real pues el resto de los mortales (supongo y espero, que somos mayoría) no nos creemos las falacias de Mou y rechazamos la pésima imagen del entrenador portugués.

Este Madrid de Mourinho no es ese Madrid de las 5 Copas de Europa, no es ese Madrid de Juanito. Ni tampoco ese Madrid de Vicente del Bosque. Es el Madrid de Mourinho. O más bien el “Moudrid”, cómo algunos medios, inexplicablemente afines al técnico portugués, titulan a este equipo. Es lo que veo y siento. Este no es el Madrid histórico; ganador, que respeta al rival y acepta la derrota sino un “Moudrid” que insulta al rival y que busca en circunstancias externas al juego una serie de baratas excusas que no son más que una rabieta de niño de tres años ante la superioridad del rival. Un equipo cobarde y violento; que podría ser un equipo al que se le reconociese cómo luchador por no rendirse nunca pero que se le considera el segundón llorón.

Mourinho ha conseguido en dos años cargarse la prestigiosa imagen de un club de 109 años de historia. Un entrenador del Madrid jamás podría dar esa imagen chulesca, llorona y cobarde que dio “The Special One” en aquella rueda de prensa de la ida de Champions o en la tángana de la vuelta de la Supercopa con el famoso dedo. Bueno podría darla pero para ello está un presidente capaz de tomar decisiones valientes cómo sería echar a un entrenador de la categoría de José Mourinho, que lo ha ganado todo y que lo ha hecho muy bien en su primera temporada, pero que pone en jaque la laureada historia del equipo blanco.

Pero es que Mou ha sido capaz de abducir hasta al “Ser Superior” Florentino Pérez; un presidente que un día decidió que el entrenador que en cuatro años ganó todo lo que se puede ganar salvo la Copa (2 Ligas, 2 Champions, 1 Supercopa de España, 1 Supercopa de Europa y 1 Intercontinental) ya no valía para entrenar al Madrid y que, a la postre, es a día de hoy el último entrenador que ganó la Champions con el Madrid y el entrenador que nos hizo Campeones del Mundo. Es el mismo presidente que no supo reconocer sus errores y abandonó el barco en 2006, cuando peor estaba su megaproyecto galáctico, aludiendo a la falta de respeto de los jugadores. El mismo que volvió tres años después, en 2009, para “devolver al Madrid a su sitio” y lo hizo a golpe de talonario. Ese mismo Florentino Pérez, es el mismo que, casi una semana después del partido de la Supercopa, aún no se ha pronunciado públicamente respecto a la lamentable metedura de pata (o metedura de dedo, mejor dicho) de su entrenador. Una acción que ha dado la vuelta al mundo y ha dejado al Real Madrid a la altura del betún.

Concluyendo, Mourinho ha implantado en el Madrid una férrea autocracia en la que él manda más que nadie y todos los que quieran formar parte de este grupo deben someterse a él y, si no lo hacen, quedaran excluidos cuales “Pedros Leones”. Los aficionados del Real Madrid no tienen sino que agachar la cabeza pues su enorme equipo ha quedado reducido a un mero personaje cobarde, llorón, chulo y prepotente. El experimento “La Tercera Ola” que llevó a cabo Ron Jones parece que se repite en este “Moudrid” pues José Mourinho ha conseguido implantar su doctrina y parece empeñado en poner al equipo blanco contra el resto del mundo. Este Madrid no es el Madrid que todos conocimos, es el “Moudrid”; por favor, no os confundáis.

PD: Dennis Gansel dirigió una película titulada “La Ola” y que se basa en el experimento de Ron Jones. Aprovecho este artículo para recomendarla.

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