Y Ziganda es un cobarde. El que no arriesga no gana. El técnico navarro anda perdido y no sabe a que juega. Frente a un rival directo volvió a apostar por un 5-3-2 ultra defensivo y salió desde el primer minuto en busca del 0-0. Durante la primera parte, el Xerez no dio más de tres pases seguidos y su juego se basaba en el pelotazo. Parece que Ziganda no se enteró del gol tinerfeño ya que mantuvo su defensa de 5. Lo peor de todo es que a pesar de tener 5 defensas, al Xerez le han hecho hoy 10 ocasiones claras de gol. Los carrileros ni suben ni bajan, los centrales no marcan, el centro del campo es un mero espectador y los delanteros son dos náufragos que luchan contra todo sabiendo que su trabajo es en vano. Para más inri, algunos jugadores no parecen comprometidos del todo y parecen no creer en Ziganda. Los tres partidos sin perder anestesiaron el dolor pero hoy nos hemos dado cuenta que o esto cambia rápido o el año que viene jugaremos en Segunda División. Hoy no se puede decir que el Xerez jugó mal solo se puede decir que el Xerez no jugó.
El Xerez salió con el once previsto. Finalmente Carlos Calvo salió de inicio y Ziganda dejó a Orellana en el banquillo. El Xerez fue el primero en acercarse al área rival cuando en el minuto 3 Bermejo remató un centre de Calvo. Ahí murió el Xerez. Lo triste es que no se había alcanzado el minuto 5 y el Xerez ya dejó de existir. El Tenerife dominaba con claridad. Los cuatro jugadores atacantes del Tenerife volvían locos a la defensa del Xerez que deambulaba por el césped del Heliodoro. Armenteros era un coladero y demostró sobre el campo que su posición no es carrilero. Al descanso, el marcador no se había movido por fortuna para un Xerez. Alfaro, Nino, Juanlu, Kome y Román Martínez lo intentaron pero no tuvieron puntería y por eso el marcador no se movió.
Tras la reanudación, el partido siguió en la misma tónica. El Tenerife dominaba y creaba oportunidades de verdadero peligro. El Xerez solo consiguió salir adelante gracias a la entrada del "Poeta" Orellana. El chileno salió a los 10 minutos de la segunda mitad y dio otro cáracter ofensivo arriba. Con el y Bermejo en el campo, el Xerez sacó dos córners y provocó dos oportunidades claras de gol. Cuando mejor estaba el Xerez, Ziganda volvió a demostrar su cobardía y quitó a Bermejo para meter a Antoñito. El partido se acabó. Antoñito tiene mucha calidad pero el sólo no sabe jugar. Pocos minutos después de la entrada del sevillano, el Tenerife hizo justicia. Omar se coló por la banda izquierda del ataque canario y centró perfectamente al punto de penalty donde apareció el ex sevillista Alfaro que remató al fondo de las malas ante la pasividad de la defensa xerecista que no se enteró de nada durante todo el partido.
El Tenerife marcó y se ponía justamente por delante en el marcador. Ziganda no se enteraría del gol tinerfeño y por eso su último cambio fue la entrada de Abel por un desaparecido Moreno. El técnico navarro a pesar de ir perdiendo mantuvo su defensa de 5 por lo que mantuvo el mismo sistema. El Xerez ya no dispuso de ninguna oportunidad y perdió merecidamente en Tenerife. Gracias a Dios que la delantera tinerfeña no estuvo acertada porque sino la goleada pudo ser de escándalo.
El Xerez fue a Tenerife de turismo. Salvo 15 minutos en los que las ganas de Orellana dio esperanzas a los xerecistas, el Xerez jugó el peor partido del año con diferencia. Viqueira, encargado de mover el juego azulino, jugó uno de sus peores partidos que se le recuerda. El "Mago" ni defendió ni atacó y no acertó con ningún pase. En el gol tinerfeño pudo hacer más si hubiese presionado con más insistencia al extremo canario Omar.
En definitiva, el Xerez no sabe aún que es marcar fuera de casa tras cuatro jornadas. Ziganda ya sabe que su 5-3-2 no sirve para nada y tendrá que volver a cambiar de dibujo para que el Xerez de una buena imagen o, al menos, cree ocasiones de peligro. Lo mejor de hoy es el debut de Orellana. El chileno no ha hecho mucho pero ha demostrado que tiene que ser titular en este equipo. Ahora viene el Osasuna en Copa y luego el Sevilla. Que Dios se apiade de nosotros.
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