lunes, 17 de octubre de 2011

CRÓNICA: CON CARA DE TONTO

Así se quedó Chapín ayer cuando vio cómo el Celta de Vigo sin hacer prácticamente nada sacó un empate del coliseo azulino tras una remontada en los últimos cinco minutos de partido. El Xerez fue muy superior a su rival, lo dominó y lo maniató, creó jugadas por el medio, por las bandas, llegaba con regularidad y robaba la pelota rápido pero acabó empatando un partido que mereció ganar de calle pero el equipo xerecista acusó en demasía los cambios realizados por Merino y pecó de inocente pues no puso en práctica el llamado otro fútbol, ese fútbol feo pero efectivo del que depende la diferencia entre victoria y empate. El Xerez hizo el partido más completo de la temporada, mejorando incluso el de Girona, pero perdió dos puntos en cinco últimos minutos fatídicos.
Desde el principio del partido, el Xerez, que salió otra vez con el 4-3-3, fue a por el partido. Salió sin miedo, con ganas. El conjunto azulino salió muy metido en el partido, se hizo dueño del balón y tenía a todos sus jugadores, salvo los centrales, en campo contrario. A punto estuvo de adelantarse el Xerez pasado los 5 minutos cuando Yoel salvó el primero tras un disparo de Capi que recibió en el punto de penalty de José Mari. El Xerez estaba perfecto. Capi y Rueda tocaban y tocaba, Israel y Pablo Redondo se ofrecían y los laterales se incorporaban al ataque con sentido pero a las primeras de cambio llego el primer chasco para la afición azulina. En el minuto 14, David Rodríguez, en la primera llegada de su equipo, hizo el primero de la noche con un buen disparo desde la frontal.
El gol pudo hacer daño pero no lo hizo. El Xerez no cambió la idea, siguió jugando tal y como estaba y no se vino abajo por el gol celtiña. Los azulinos sabían que estaban jugando bien y que si seguían así, seguramente remontarían el partido. Y poco tardó en igualar la contienda. Tras el gol visitante, el Xerez contó con dos claras ocasiones de Rueda y Bruno que Yoel mandó a córner. A la tercera fue la vencida. Lombán puso el empate en el minuto 22 tras encontrarse con un balón muerto en el área.
El empate dio tranquilidad al equipo que siguió buscando la portería de Yoel con insistencia aunque no llegaba ya con tanta insistencia a la meta celeste pero el fútbol tiene esas cosas. Cuando mejor, por decirlo de algún modo, estaba el Celta; llegó el segundo del Xerez al borde del descanso. José Mari tira el desmarque y recibe en banda derecha, levanta la cabeza y la pone al área chica y el defensa vigués, Oier, en el intento de impedir que la bola llegará a Israel se metió el balón en su propia portería. El Xerez, con buen fútbol, remontaba el partido y hacía justicia porque si hay que hablar de un dominador claro de la primera mitad, ese fue el Xerez que jugó la mayor parte de los primeros 45 minutos en el campo de su rival y el Celta sólo se dedicó a verlas venir y a defenderse cómo podía. El trivote azulino volvió a funcionar a la perfección. Capi y Rueda se gustaban, se buscaban, se aliaban y hacían jugar a todo el equipo y Bruno Herrero demostró que un jugador que sabe jugarla también puede jugar cómo centrocampista defensivo. El jerezano estuvo siempre al corte y sacaba la pelota con criterio.
En la reanudación, la duda estaba en si el Xerez aguantaría el ritmo y seguiría con el mismo planteamiento que en el primer periodo o, cómo frente al Girona, el equipo de Merino bajaría una marcha y buscaría un planteamiento más defensivo. Ocurrió lo primero. El Xerez no cambió lo más mínimo y siguió dominando el partido con claridad a pesar de que Capi, pieza clave en el engranaje xerecista, se lesionara nada más empezar la segunda mitad y en su lugar entrara Cordero.
Pasado los diez minutos de segunda mitad, el Xerez encarrilaba el partido cuando Oier, de nuevo, se volvía a meter un gol en propia puerta tras una falta botada por Pablo Redondo. El Xerez tenía el partido de cara y mucho tendrían que cambiar las cosas para que Chapín no viera a su equipo ganar por segunda semana consecutiva.
Con el paso de los minutos el ritmo del Xerez fue decayendo y el Celta comenzó a dar señales de vida tras un monólogo xerecista de más de 70 minutos. El conjunto vigués intentó aprovechar la relajación azulina y tuvo  ocasiones claras cómo un disparo de De Lucas que se estralló milagrosamente contra el larguero. A falta de 15 minutos, Capdevila debutaba esta temporada y, a decir verdad, el extremo azulino no aprovechó la oportunidad y acabó cabreando tanto a su entrenador cómo a su afición. Dos minutos más tarde, también se marchó Rueda y ahí el Xerez perdió todo el control del partido. Sin Capi y Rueda el Xerez es otro equipo muy diferente y, por ello, dio un paso atrás y se dedicó a buscar las contras.
El Celta intentaba agotar todas sus oportunidades y sacó oro aprovechando la inocencia y nerviosismo azulino. En el minuto 85, Iago Aspas acortó distancias tras una jugada embarullada en el área. El gol metió miedo a los azulinos que cometieron un grave error: no poner en práctica el otro fútbol. Tras el 3-2, el Xerez ni perdió tiempo ni cometió faltas que pararan el partido. El Celta creyó en el empate y lo acabó consiguiendo con un gol de Catalá en el 92.
En resumen, el Xerez ayer no ganó pero las sensaciones del equipo fueron buenísimas. Los pupilos de Merino saben que jugando así ganarán la mayoría de partidos y lo de ayer fue un simple accidente. El Xerez mejoró el partido de Girona y aunque no ganó hizo el partido más completo en mucho tiempo. El encuentro fue cuasiperfecto, sólo faltó picardía y tranquilidad en los minutos finales. Con este empate, el Xerez acumula tres jornadas sin perder y se mantiene a un punto de los puestos de play-off. Ahora llegan dos semanas con tres partidos frente a dos rivales importantes, Elche y Almería, y el equipo revelación, el Sabadell. Esperemos que el empate no cambie las ideas de Merino y se mantenga el nivel ofrecido ayer. El Xerez está en el camino. Y por ahí hay que seguir avanzando.

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